jueves, 23 de agosto de 2012

NOSTALGIA, NO ES RE-VIVIR, SINO VIVIR OTRA REALIDAD




          Cada vez llevo más tiempo observando el fenómeno de la nostalgia en tiempos que se nos aparecen como de crisis.  Nostalgia entendida en la manera en la que empezamos a sostener que “cualquier tiempo pasado fue mejor…”, nostalgia que provoca la revisión de las antiguas fotografías de la infancia, de la juventud, comenzamos a recordar a compañeros de juegos, que entonces podrían resultarnos odiosos y que vistos desde la actualidad nos resultan como entrañables, como seres queridos que se quedaron en el pasado y que nosotros quisiéramos acercar hasta nuestro presente, con la ingenuidad de encontrarlos con el mismo aspecto, con la misma sensación que nos producía en el pasado, mejor aún, con el producto de imagen que, uniendo el recuerdo con nuestro deseo y una percepción ajustada a nuestro anhelo, nos hace crear una imagen que en muchas de las ocasiones resulta más que decepcionante…

            Nostalgia para retomar recuerdos en forma de imágenes, de objetos, de músicas o películas o libros que admiramos en el pasado y que ahora vemos como insuperables con respecto a las cosas que nos rodean…

          Echamos de menos, vacaciones y trabajos, estudios y labores que en el pasado no pensábamos que fueran tan excitantes, pero que vistas desde la “traición” del recuerdo, nos hace desear volver a ese momento, a ese lugar, a esa experiencia…

          Cuando todo esto nos sucede de una forma más o menos esporádica, no tiene porqué significar mucho más que el recuerdo amable de un pasado que nos pertenece…, pero si esta es una situación habitual, si permanentemente vivimos añorando lo que fuimos, lo que vivimos, lo que pasamos, sin dejar que todo eso sea… lo que es: pasado, entonces podemos estar cayendo en un desprecio por el presente, que realmente no debería de estar justificado. Si en la actualidad somos lo que somos, para bien o para mal, sin duda es a causa de nuestro pasado, de nuestras experiencias vividas y lo que hemos sido capaces de hacer (o no) con todo ese bagaje personal. De manera que si las cosas nos van bien en la actualidad, porqué obsesionarse y centrarse tanto en ese pasado, si lo que tenemos en el presente es satisfactorio, es exitoso en la medida en la que podemos sentirnos más o menos cómodos…

             Pero si las cosas actualmente no nos van tan bien como quisiéramos, quizá no hemos hecho demasiado bien las cosas en el pasado… o al menos, en el espacio en que recordamos con tanto gusto y el momento actual… ¿ Qué fue lo que nos hizo llegar a esta situación actual?, ¿ en qué momento nos desviamos del camino que deseábamos seguir?, ¿ es posible buscar nuevos caminos, nuevas formas para situarnos de nuevo en un estado de felicidad, al menos semejante al que añoramos?, o quizá es que… el pasado no fue tan feliz y el presente tampoco es tan terrible, como nos puede parecer…
¿Quizá es que es más cómodo, más gratificante e inmediato, el refugiarnos en el pasado que enfrentarnos a este presente….? Al fin y al cabo, el pasado, no requiere más esfuerzo que el del recuerdo ( más o menos veraz…) siempre que no entre en contradicción con la experiencia compartida por alguien que tenemos cerca y que puede corregir nuestras percepciones con lo que son las suyas propias…

              Probablemente hayan vivido en primera persona o hayan conocido a personas que cuando recuerdan sucesos compartidos, no se llegan a poner de acuerdo sobre lo sucedido, sobre la percepción y el recuerdo que cada uno tiene, es habitual que no se lleguen a poner de acuerdo ni tan siquiera en las fechas, en los lugares, en datos, que deberían ser solo datos, sin mayor carga emocional…, pero es así, sucede cada día en muchos matrimonios, no parece que realmente hubieran vivido juntos esas experiencias….

               Tal vez si el presente no nos resulta lo importante que realmente es, sea porque no somos capaces de ver las cosas buenas que cada día nos suceden, no somos capaces de reconocer que en el presente podemos aplicar muchas de las cosas que disfrutábamos en el pasado, pero mejoradas por la “técnica”, por las posibilidades actuales… Saber adaptarse a las nuevas situaciones, saber aprovechar estas ventajas, ser flexibles y generosos con nuestro propio presente, puede ser una de las herramientas más poderosas para poder salirnos de ese estado nostálgico que nos resulte dañino.
Mucho mejor que dejarnos llevar por la nostalgia, por la “saudade” gallega, es utilizar los momentos felices vividos, para hacernos más fuertes, hacernos comprender que si fuimos capaces de crear esas situaciones de placer, siempre podremos volver a crearlas en el momento actual, siempre tendremos además el conocimiento, la experiencia, la práctica, para poder ponerlas de nuevo “en práctica” y avanzar en un camino que nos lleve hasta una realidad mucho mejor, tanto para nosotros mismos como para nuestro entorno más cercano…

              No conviertan lo que es una “grandeza”, el recuerdo propio, por una “excusa” para mantenernos 
en la pasividad, tóxica y paralizante de no querer enfrentar los retos del presente…



No hay comentarios: