No vengo a ver si puedo, porque puedo… vengo. Así se presentaba Chavela Vargas a uno de los propietarios de la sala El Hábito de Coyoacán, para poder cantar en su establecimiento.
El pasado día 5 de agosto, falleció en la ciudad de México a la edad de 93 años, María Isabel Anita Carmen de Jesús Vargas Lizano: “Chavela Vargas”.
Chavela pasó por una dura enfermedad en sus ojos “estuvieron a punto de resecárselos con nitrato de plata”, los chamanes de México consiguieron recuperar en parte su visión, al igual que consiguieron recuperarla de una poliomielitis y a su vez la convirtieron también en “chamana” y protectora de los pueblos indígenas de México.
Puede ser un buen ejemplo de fortaleza, de lucha y esfuerzo por salir adelante.
Chavela nació en una familia humilde de San Joaquín de Flores, Costa Rica, después de una infancia que describe como muy poco feliz, sus padres se desentendieron de ella y queda a cargo de sus tíos “que Dios los tenga en el infierno”, según sus propias palabras.
Con 17 años se traslada a México y mutuamente se adoptan como “padre e hija”, en donde ya se queda a vivir por más de 70 años, con idas y venidas prácticamente por todo el mundo, a pesar de su relación agridulce con México, prohibida en las televisiones y radio del país, pero reconocida en Acapulco, aplaudida en el Olympia de París y con una buena parte de México recorrido con su voz rota por el alcohol y la vida, ya en el 2009 fue reconocida como “Ciudadana distinguida de la Ciudad de México”.
Se retiró hacia los años setenta, entre otros avatares personales, por sus graves problemas con el alcoholismo, su amigo José Alfredo Jiménez en una ocasión le calculó que se habría bebido más de 40.000 litros de tequila y una vez “superados” regresó a los escenarios en 1991. Con más de 70 años, se convierte en todo un icono con su jorongo como casulla para el ceremonial del escenario en donde desgarra temas propios y ajenos, que no extraños.
Fué entonces cuando los reconocimientos se hicieron más patentes, viaja a España, de la mano de Pedro Almodóvar y en el 2000, el entonces presidente del gobierno español, Jose Mª Aznar, le entrega la Gran Cruz de Isabel la Católica en Madrid. Se llenó las manos con el Grammy latino que consiguió en el 2007, medalla de oro de la Universidad Complutense de Madrid, del mérito por la Universidad de Alcalá de Henares y “Huésped de Honor de Buenos Aires”, hacen junto a sus más de 80 discos grabados (el primero en 1961 y el último con poemas de Federico García Lorca, en el 2012) una de las personalidades del mundo hispano de la música imprescindibles para conocer lo que han sido estos últimos 80 años en la música y el sentimiento de millones de personas que se encontraban ( nos encontrábamos) unidos, de alguna forma, cobijados y compenetrados cuando las cosas no iban del todo bien y cuando había que entonar una ranchera para celebrar que la vida nos comunicaba a todos los que su música se hizo parte de nuestra vida. Participó en varias películas: Grito de Piedra, del director Wener Hergoz, Frida de Julie Taymor, Babel de Alejandro González Iñarritu y su buen amigo Pedro Almodóvar incluyó su tema Piensa en mí, al que Luz Casal le pusiera la voz para la película Tacones lejanos y Joaquín Sabina compuso en su honor el popular “Por el bulevar de los sueños rotos”, con el que compartiría varios conciertos por toda España, junto a otros muchos cantantes de la talla de Víctor Manuel, Lucrecia…
Su última visita a España fue el pasado 11 de julio, para despedirse de sus amigos, de España y de su querido García Lorca, presentado en la Residencia de estudiantes de Madrid su audio-libro “Luna-Grande” reviviendo a modo de homenaje, algunos de sus mejores poemas, junto a sus grandes éxitos. Todo un éxito y un gran esfuerzo que provocó incluso su hospitalización, para recuperarse de la fatiga y poder regresar a México, en donde quería morir, como así fue.
Chavela, como tantas y tantos otros nos han ido mostrando y acompañando en un camino en el que aún seguimos….
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