viernes, 22 de marzo de 2013

CICLOTÍMICOS DE LAS EMOCIONES


         España es un país perfecto para los ciclotímicos, no es una frase mía, sino de un reconocido psiquiatra y quizá tenga una buena carga de razón. Les escribo justo en el “Día de la Felicidad”, 20 de Marzo, el próximo día 22 será “Viernes de Dolores” y entre medias, nos viene como de visita la primavera. Es cierto que son casualidades, pequeñas bromas del calendario previsto para este año, pero no deja de ser una forma particular de ver la semana y la forma de ser de los españoles. Iguales en tantas cosas al resto del mundo y tan diferentes entre autonomías, más aún entre pequeñas poblaciones… a los que no conozcan esta provincia llamada Zamora, puede que les sorprenda pensarlo, pero a los que viven por aquí probablemente ya hayan podido comprobar las diferencias ( esencialmente en el carácter) de los toresanos, con los sanabreses, de  los sayagueses con los de “tierra del vino”, por poner solo unos ejemplos cercanos.
Cuando puedan comenzar a leerme, en esta zona geográfica y en otras muchas latitudes de España, estaremos en el inicio de una de las celebraciones más particulares, con extremas formas de comprender esta semana, que dura más de 7 dias… Cuando en esta parte castellana nos preparamos para desfilar por las calles vestidos de nazarenos, muchos de ellos descalzos, en la Rioja “los Picados” pasearan sus desnudas espaldas mientras se flagelan con latigazos, mientras en Sevilla resuenan por toda Andalucía las más profundas y sentidas Saetas a Vírgenes y Cristos de todo tipo de expresiones, de representaciones que nos han unido ( cuando no separado) a lo largo y ancho de toda la geografía y de cientos de años, de lo que llaman tradición. Celebraciones en donde se mezclan el sufrimiento, la angustia de cada uno por sus propios padecimientos, por sus propios deseos…  anhelos que se pretenden alcanzar mediante los sacrificios, las oraciones, con más o menos pericia… pero con un anhelo que nos une: tratar de conseguir por intervención “divina” lo que por nuestros propios medios no nos sentimos capaces de alcanzar. Cuando digo “no nos sentimos capaces”, indudablemente lo digo con la profundidad y el convencimiento de que no es en sí mismo una imposibilidad, sino una barrera, un muro que hemos ido creando mediante los miedos, los frenos que nos producen estadísticas personales analizadas de forma errónea. 


               No quiero entrar aquí, ni ahora, en la discusión de las “intervenciones divinas”, sino más bien, en el convencimiento de que tenemos la misma valía, las mismas capacidades la pasada semana, que la semana que viene, cuando por cierto, cambiaremos el tono de la “fiesta” por la “romería” con la que nos pasearemos por todos los campos, incluídas las Marismas…
Es difícil comprender cómo nuestro cerebro, nuestros actos pasan con tanta facilidad, con esa familiaridad de la costumbre, de la “tribu en común”, de la mayor de las angustias a la celebración no menos solemne,  del paseo de los Santos, de los Cristos y de las Vírgenes, pero con un sentido bien diferente…
No quiero dejar de lado, el también numeroso grupo de personas que escapan literalmente de sus grandes ciudades hacia las playas, las montañas, los pueblos que, ajenos al ajetreo puramente semanasantero, tratar de comenzar sus campañas de turismo lo más “económico-rentable” posible.
Cuentan los que saben de estadísticas y cifras de alto nivel, que el pasado año pasaron por España más de 40 millones de turistas, lo que prácticamente supone el doble de toda  la población estable.
Yo no sé cuál es su proyección, sus planes para esta semana que comienza, pero sean cual sean, bien que se definan por una u otra opción, bien que la convinen ( que de todo hay en la viña del Señor…) lo que sí me gustaría acercarles es la reflexión de que, a menos que el ejercicio de reflexión se haga de una forma profunda, contundente y firme de cambio, probablemente seamos los mismos, con los mismos sueños y las mismas dificultades, la próxima semana, nueva broma de este calendario, el próximo mes, cuando nos volvamos a encontrar en nuestras vidas cotidianas el próximo día 1 de Abril….


¡ Feliz Semana, la única de más de 7 días…. !

viernes, 15 de marzo de 2013

MÉDICOS DEL CIELO, MÉDICOS DE LA TIERRA



Hace ya un tiempo que había leído “Médicos del Cielo, médicos de la tierra” escrito por Maguy Lebrun y en estas semanas lo he vuelto a releer. Igual que sucede con las personas, sucede con los libros, con la música y con tantas otras cosas que se nos van apareciendo por el camino y parece que llegan en el momento justo…
Médicos del cielo, médicos de la tierra está editado en España por Ediciones Luciérnaga,  en su primera edición en mayo de 1989, en menos de 10 años se han realizado nueve ediciones y de seguir así bien pudieran ir ya por más de 20 ediciones. Pueden encontrarlo en http://www.edicionesluciernaga.com/es/llibre/medicos-del-cielo-medicos-de-la-tierra_10321.html, ISBN: 84-87232-00-0 EAN 9788487232008.
                Maguy  que es enfermera y magnetizadora, junto a su marido Daniel que es médium, forman una hospitalaria pareja que mantiene una relación sencilla y fácil con el más allá en forma de “conversaciones informales” con seres muertos y enterrados hace años. Han llegado a convence a más de cuarenta médicos de la región de Grenoble (Francia) de que su aventura espiritual es real. Estos médicos trabajan con el matrimonio Lebrun y han comprobado curaciones inexplicadas e inexplicables.
Antes de continuar, debo aclarar que no estoy presentando a fanáticos, ni a iluminados (en su peor acepción) se podrían comprender como “iluminados” porque han recibido LUZ de una forma diferente. No hablamos de milagros, sino de estrecha colaboración entre unos médicos y otros… Los médicos que nos han dejado ya en esta vida, no tienen porqué perder todo su conocimiento, toda su experiencia ahora enriquecida con otro tipo de conocimiento que aumenta y mejora sus posibilidades. Digo los médicos como puede ser cualquier otra profesión, cualquier otro tipo de conocimiento. Es necesario recordarlos, abrirse a nuevos conocimientos y experiencias con una mente limpia y enfocada hacia el bien común.



El matrimonio Lebrun crearon un grupo inicial de plegaria en su domicilio particular al que se fueron uniendo médicos y profesionales de todo el mundo y de todas las confesiones, de todas las razas y de todas las edades, llegándose a expandir prácticamente en toda Europa ( probablemente también en otros continentes ). Sin embargo y a pesar de los millones de libros vendidos y traducidos, no son excesivamente conocidos, no son populares y por eso quizá es que no son fáciles de encontrar en Google ( este libro sí, pero muy poco de sus vidas) ni tampoco en las “Wikipedias” ni en la española, ni en la francesa, por muy sorprendente que pueda parecer. Hablar de religiones, de medicina y de muerte, no son temas que les atraiga demasiado a las multinacionales de la información y menos si se tratan con respeto, con rigor, incluso con alegría. Desde luego exentos de todo morbo, ni fanatismos…
No es mi intención desvelarles el contenido del libro, que por su título ya apunta hacia donde va. Los que me conocen un poco, saben que no soy especialmente practicante, ni muy acostumbrado a ceremonias, que no sean las puramente sociales, aunque sí confieso que soy profundamente espiritual.
 Hay una fuerza interior poderosa que todos tenemos dentro, la queramos reconocer, potenciar, ignorar o ridiculizar, da igual… está. Está tan clara y presente como las normas que rigen el Universo, las interpretemos como las interpretemos en cada momento de la historia, siguen su curso con independencia de que se crea, se interpreten, se afirmen o contradigan …
Quien quiera aprender a conocerla mejor, a potenciarla, a beneficiarse de ese potencial que está en nuestras manos, tiene elementos de conocimiento como nunca ha existido a lo largo de la historia contemporánea. Muchas culturas, unas ya desparecidas y otras en práctica, ya tenían y tienen el conocimiento de su existencia y algunas fórmulas para emplearlas en beneficio propio y ajeno. Como siempre que puedo, me quisiera despedir hoy con una pregunta para ustedes.

¿ Conocen ese potencial, esa fuerza, esa energía y creen que pueden potenciarla para hacer mejor su vida y las de su alrededor?

viernes, 8 de marzo de 2013

HIJO DE LA ALEGRIA, IN MEMORIAN DE MI MADRE



Retomo después de casi un mes sin volver a publicar ningún nuevo artículo, mi compromiso de acercarles cada semana una nueva propuesta. Realmente lo hago “haciendo de tripas… corazón”, bajo el recuerdo por la ausencia terrenal de mi madre, que falleció el pasado día 11 de febrero, y por esas cosas de la vida, coincidió con el lunes de carnaval.
                Era una muerte anunciada, no esperada en fecha fija, pero después de un largo proceso de enfermedad, tampoco excesivamente sorprendente,  no por eso menos dolorosa.
                Yo que en otras muchas ocasiones les he acercado la vida, a modo de obituario, de personas muy queridas para mí, pero con la lejanía que facilita en cierta medida el recuerdo, ahora que la muerte me toca tan de lleno, las palabras se agolpan y se entremezclan entre el llanto, los miles de recuerdos, de emociones compartidas con esta mujer que en la mayoría de los casos me supo comprender y absolutamente en todas las ocasiones estuvo a mi lado, quizá aún  sin llegar a comprender “los porqués”, mantuvo su cercanía, su interés y todo su amor por mí y todo cuanto me rodea.
                Su muerte me deja el vacío que lo inunda su recuerdo, su alegría, su fortaleza, sus ganas de vivir hasta el último momento, que aún gustaba de bromear conmigo, cuando tratando de hacer más llevadero su camino, aparcaba lo que de hondo y doloroso tenía. Gracias a ella estoy hoy con ustedes, no solo en el más puro sentido biológico, sino porque de ella he recogido el valor y la fortaleza para seguir adelante, para dar otro paso más y otro más, aunque el dolor lo dificulte.


                Soy hijo y nieto de la alegría, porque a su vez, su madre me enseñó a caminar aún con esfuerzo, con la soledad no solo la buscada, sino la que produce un frío interior que viene desde dentro, con independencia del clima ( otro día les hablaré del “clima interior…”). Tengo la intuición de que gracias a estas dos mujeres ( mi madre y mi abuela) aprendí a cantar antes de saber hablar y me canto y me celebro cada día ( como me explicó un buen día, Facundo Cabral/Whitman). Es por todo esto que hoy me vengo obligado a contarles que se entremezclan la tristeza por sus ausencias y la alegría porque ya nunca me abandonarán y confío en que se encuentren en un mundo mejor del que vivieron en esta época de su trayectoria final y se hacía “notar” de las múltiples formas con las que la vida a menudo nos obsequia…

                Igualmente me siento profundamente conmovido por las muchas personas que me han ido acompañando en estos días y que, cada uno a su manera, me han hecho sentir lo mucho que la querían, los que como yo, tuvieron el privilegio de conocerla ( las gentes nunca  se encuentran porque sí…) y lo mucho que me quieren a mi familia y a mí. No hay palabras y todas son insuficientes para acercarles mi agradecimiento por sus gestos, su consuelo refuerza el sentir que si seguimos aquí es para algo más que respirar… confirman esta “especie de misión” que me he trazado, de colaborar haciendo una vida más transitable a todos los que me permiten compartir tiempo y espacio. 

           Agradecimiento a cuantos sanitarios la atendieron, la cuidaron, aportando mucho más que su trabajo y muy especialmente a las personas de la Residencia San Gregorio,  que en su última noche hicieron que la presencia de su cuerpo ya sin vida, pasara por parecer una noche más, dormida y a su vez, elevada hasta el infinito…
Les dejo un enlace que mi buen amigo Luis Ravizza ( ya fallecido también) escribió cuando cumplió los 60 años y recordaba a su madre que ya había fallecido. Su visión sobre la vida y la muerte, espero que les ayude a comprender una forma especial de sentirla.

Pienso a los 60 años en el eterno devenir de la vida!http://luisravizza.net/blog/pienso-a-los-60-anos-en-el-eterno-devenir-de-la-vida/

                Un recuerdo profundo y aún conmovido a cuantas manos se han estrechado con las mías, sus abrazos y sus besos, en estos días y a ustedes por el tiempo dedicado a llegar hasta el final  que he querido aportar hoy, que como nos ocurrirá a todos “la Ley de la Vida se cumplió…”