jueves, 10 de enero de 2013

CON TODO UN AÑO POR DELANTE….


              Yo no sé si a ustedes les ocurre algo semejante a lo que me sucede cada comienzo de año, una cierta sensación de vértigo, una mezcla entre curiosidad y excitación ante un año nuevo que se ofrece por delante… uno que ya va cumpliendo muchas lunas… sabe que lo bueno y lo malo siempre está por llegar. En el pasado año han ocurrido tantas cosas buenas y no tan buenas, que uno puede llegar a suponer que lo que venga, será… más o menos parecido… Es entonces cuando entra en funcionamiento el mecanismo lógico en funcionamiento y pretende asentar la idea de que eso, lo bueno o malo que suceda dependerá en buena medida de uno mismo… Dicho así, puede parecer casi superficial, poco creíble… pero en cierta medida… es real. Es muy probable que uno no pueda modificar los grandes acontecimientos que parecer regir muchas de las cosas que nos suceden a lo largo de cada día, no pueda predecir lo “inevitable”, no pueda enfrentarse con hechos tan contundentes como el fallecimiento de una persona, la enfermedad…
                Pero uno sí es un reflejo, una consecuencia de todo el proceso personal que lleva consigo. Cada día, cada hecho, cada circunstancia enfrentada de una u otra manera, son engranajes de la evolución personal y colectiva que hemos ido creando a nuestro modo y entender. Tanto las cosas que se han realizado, como las que hemos ido aplazando… Por suerte o por desgracia, uno no ha sido desembarcado de nave espacial alguna, sino que estamos en el momento y en la situación geográfica y geoemocional que estamos, porque hemos ido llegando a ella de una forma más o menos consciente… quizá solo por el impulso de la inercia ( que no es poco….) o por decisiones que hemos ido tomado con más o menos libertad. Es probable que a lo largo de este tiempo, haya tenido que tomar decisiones, realizar acciones de las que no se sienta del todo satisfecho, incluso que le horroricen y le estén aún pesando como losas, como bolas férreas de condenado…



                Es verdad que por cada situación, por cada pensamiento que albergamos en nuestro interior, podremos construir no solo una, sino varias excusas para explicarlas, para justificarnos y así tratar de silenciar un poco nuestra conciencia, pero… ¿ somos consecuentes con nuestros actos? o quizá siempre encontremos algo o alguien a quien poder responsabilizar de encontrarnos inmersos en el valle de los “esques”. Es cierto que vivimos en un momento geográfico y económico-social de grandes movimientos, con graves consecuencias que … ¿ no eran previsibles…?, por lo que uno va viendo, más bien no quisimos preveer…, no quisimos escuchar… y ahora nos queda el recurso de “la pataleta”, de la desesperación, de la preocupación… Es necesario ocuparse ya, desde estos primeros días del año, en marcar una meta, un objetivo para tratar de cambiar el entorno que no nos gusta.., que nos agrede. Es momento de cambiar la pregunta del qué me han quitado, qué me pueden dar… por el qué puedo hacer yo, cómo voy a resolver esta situación…
                Corren tiempos complicados, es verdad, pero no podemos olvidar que por encima de muchas otras consideraciones, somos seres supervivientes, somos seres resistentes, amoldables, acomodaticios y pensantes… pequeñas soluciones eficaces para grandes problemas hacen que se invierta el proceso y pasen a ser pequeños problemas que fueron salvados con grandes soluciones que en un principio no lo parecían…


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