
Aprender a escuchar…, esa es la clave. Escuchar con respeto, a ser posible, con aprecio a la persona que nos comunica. Siempre tenemos la opción de cortar la conversación y marchar, pero si nos quedamos a escuchar, escuchad en toda su extensión, escuchad sinceramente, desnudos de prejuicios, de enjuiciar aún antes de que se acabe la frase.
Escuchad bajo el descanso de escucharse a sí mismo continuamente. Siempre, cada día de nuestra existencia. Somos la primera voz (aunque sea interna) que escucha nuestro cerebro y la última de cada día. Dicen que no podemos cerrar los oídos, como podemos cerrar los ojos y la boca, pero no es verdad. Podemos tapar nuestros oídos, pero no podemos tapar nuestra voz a nuestro cerebro, podemos redirigirla hacia unas u otras voces o tratar de alcanzar un silencio, más o menos profundo. Aprender a escucharnos, esa es la clave. Toda la vida, consciente o inconscientemente nos escuchamos y a menudo bajo voces del recuerdo. ¿Son conscientes de que se escuchan?. ¿Qué es lo que se escuchan diciéndose a sí mismos?, ¿Cómo se sienten, o mejor aún, cómo se piensan cuando se escuchan por la mañana a sí mismos ?.
Muchas gracias querido Alberto.
Muchas gracias querido Alberto.
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