jueves, 6 de febrero de 2014

Mas Junco y Menos Chopo






            
     Me sobresalta la noticia, quizá por lo escueto, quizá por la frialdad, quizá por la indiferencia con la que parece que lo recibimos y por otras muchas razones…

                “…El número de fallecidos por suicidio aumentó un 11,3% durante 2012, según los datos que ha publicado  el Instituto Nacional de Estadística (INE)….” . “…un total de 3.529 personas murió por suicidio en 20122.724 hombres y 815 mujeres”, si el porcentaje hubiera subido en la misma o similar proporción en 2013, en este momento estaríamos cerca de los 4.000 fallecidos por suicidio, que se hayan reconocido como tal…

Ya sé que me enfrento a un tema tabú…, que parece que resulta molesto y del que se sigue hablando, como entre paréntesis, quiero decir en voz baja. En muchos casos resulta vergonzoso o parece que hay una culpabilidad más o menos escondida que lo tiñe todo, pero es un hecho, es una realidad cotidiana en todo el mundo, con más o menos incidencia… no distingue edades, sexo, culturas, educación, credo o clase social. Cuando el sentido de la vida se ha perdido y se reúnen las fuerzas o la insensatez necesaria, el suicidio, pasa de ser una idea a un hecho ya irremediable. Casi 10 personas al día, es la principal causa externa de mortandaz en España.
                La diferencia entre hombres y mujeres es abrumadora… es comprensible que las mujeres en general, se encuentren mucho más preocupadas por la calidad de vida, por sus semejantes y sobre todo, por una mucho mayor capacidad de tolerar el sufrimiento, que la de los hombres.
                Un acto de suicidio, es el acto más contundente y extremado que una persona puede tomar, desde los muy cobardes hasta los muy valientes. No hay términos medios, la línea de división entre el argumento para continuar luchando o saltar a un vacío desconocido es tan fina, que cualquier motivo puede ser suficiente para inclinar la balanza hacia uno u otro lugar. Pueden ser un cúmulo de situaciones, ante las que no se encuentra salida  posible o puede ser uno solo el motivo tan impactante que no existe capacidad de reacción, no hay herramientas posibles para conseguir superarlo. En otras ocasiones, la lucha es tan continua, la vida tan persistente en situarnos en situaciones tan injustas, tan irracionales, tan asfixiantes  que la elección entre continuar luchando o darse por vencido acaba por provocar un final, en donde nunca se sabe dónde está su último punto. Yo sé bien de lo que hablo.

                Probablemente nadie sea responsable del suicidio de otra persona, pero todos tenemos un poco de responsabilidad común, en favorecer un mejor clima emocional, en proporcionar una puerta abierta, una mano tendida, aún sin conocernos. En muchos casos, son mucho más eficaces los apoyos “anónimos” que los de los más cercanos que no aciertan a comprender el cómo, a responder a preguntas no formuladas a las que no se tienen respuestas. 



                 Lo más dramático, dentro del dolor de la pérdida por quien se puede tener cerca, es que socialmente tiene un matiz oscuro, como culpable, entre doliente y vergonzante. Al igual que no hay enfermedad vergonzosa, ningún suicidio puede serlo, por más que se revista de “pecado”. ¿Quién puede ser más inocente que el que no ha sabido aprender a vivir en esta vida, quién puede ser más merecedor de perdón que el que ha quebrado su aliento para sobrevivir…?

                Cientos de campañas contra el consumo de unos u otros productos… sobre los accidentes de tráfico, sobre la seguridad e higiene en el trabajo incluso sobre las víctimas en guerras y en desastres naturales, pero ¿cómo se combate el índice creciente de suicidios…?. ¿Efecto colateral de esta mal llamada crisis? . ¿ Debemos considerarlo como un acto más, consecuente con la vida y asumirlo sin más…? . El clima continuo de desilusión, de desánimo, de que nada vale nada, que nada importa, que nada tiene solución, ¿se crea?, ¿se alimenta de forma interesada?. Cuando ni tan siquiera con las químicas de las farmacéuticas encuentran alivio y los antidepresivos son uno de los 5 fármacos más vendidos en todo el mundo ¿se puede seguir mirando para otro lado a los más de 3.000 muertos en un solo año por propia voluntad?.


                No quiero despedirme, sin hacer un llamamiento a superar la capacidad de sufrimiento, a superar los momentos más bajos, más difíciles, a ofrecer el aliento suficiente como para darle tiempo a la vida, a la VIDA, a compensar por el dolor, a ofrecer la otra cara feliz y alegre que tiene esta misma vida. Darle una oportunidad más a la vida, cada día. Ser un poco más junco y menos chopo quebradizo, dejar fluir sin enfrentar, cuando la fuerza de la desgracia es mayor que la propia. Aprender a quererse… escucharse, perdonarse para dar oportunidad a otro Juez Superior a hacer su trabajo cuando deba hacerlo.

                La muerte, siempre puede esperar, siempre que no corra prisa…



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