Continuando con el artículo
anterior sobre las Paralimpíadas, quiero invitarles a hacer una reflexión sobre
las Olimpiadas que cada uno prepara o no, de una forma más personal, más
interior. Quiero trasladarles la pregunta: ¿ Cuánto ejercicio realizan sobre su
propio músculo emocional?. Tal vez pueda sorprender en un principio este
planteamiento, pero si entendiéramos, en un símil claro, las emociones como un
músculo que hay que mantener en buen tono, mejor aún, las emociones pueden
imaginarse como un conjunto complejo de músculos, que nos hacen estar en buena
forma para afrontar las vicisitudes de cada día o que por el contrario nos hace
que no sepamos afrontarlas de forma inteligente, eficaz, mentalmente
saludables….
Cada
día que amanecemos, nos enfrentamos a nuevos retos, a la satisfacción de
conseguir alcanzar metas, en algunos casos, mejorar nuestras propias marcas…
Igual
que ocurre con los deportistas de élite que acuden a unas Olimpiadas, estas
“medallas” no suelen ser gratuitas, sino el fruto de un esfuerzo, de un trabajo
personal elaborado, continuado, esforzado y elaborado en compañía de ayudas, de
todo lo que hemos ido recogiendo en el camino y nos ha ido fortaleciendo, tanto
lo bueno como lo que nos ha hecho daño. A veces recogemos, por nosotros mismos,
información sobre las dificultades que tenemos que enfrentar y en otras
ocasiones sería bueno contar con un “Coach”, con un “Entrenador Personal” que
nos ayude a superarnos cada día, que guíe nuestro camino, que nos tome la
medida de los “tiempos”, de las cosas en las que fallamos y debemos mejorar y
de las cosas que en nuestro alrededor pueden favorecernos, a veces aprovechando
este entorno y a veces, aislando las circunstancias que no nos ayudan en nada,
que dificultan el camino, sin que esté en nuestras manos el poder variar estas
circunstancias porque no dependen de nosotros y nos roban energía, tiempo…
¿ Cómo
hacen cada día para que esta musculatura emocional se vaya fortaleciendo, se
vaya haciendo más resistente, permitiendo que nuestra propia vida y la de nuestro
entorno sea mucho más confortable, más satisfactoria, más saludable y que podamos
obtener una buena marca, un conjunto de medallas que poder contemplar cuando
lleguen tiempos peores, quizá cuando nos alcance lo que hemos dado en llamar:
“la vejez”?