domingo, 4 de octubre de 2009

Hasta Siempre Mercedes


Estimados amigos, hoy es un día triste para mí. Recibí al mediodía la triste noticia del fallecimiento de mi querida Mercedes Sosa. Seguro que se hablará mucho en estos días sobre ella, mujer fuerte y luchadora como otras tantas mujeres a lo largo y ancho de este planeta. Buscando y comprometiéndose en la paz y la libertad de los pueblos y muy en especial de Argentina, a veces de forma muy dura e injusta, hasta esa cruel manera de ejercer el poder con el que a menudo los gobiernos condenan al exilio, pero nunca han podido acallar las voces de los exiliados, tal vez aplazaron su voz, pero la alargaron hasta la eternidad que en el día 2 de Octubre ha alcanzado para siempre.
Mercedes Sosa ha sido para mí, mucho más que una voz que poner en mi garganta. Ha sido, es y ahora sí que lo será para siempre, una compañera de camino, sea cual sea el camino y entre más duro y áspero más cercana estaba. El recuerdo de su voz y su imagen ha sido palanca para levantarme muchos de esos días en los que parece que no merece la pena levantarse. Ha sido canción de cuna en los días en los que parece que nunca se acercará hasta mi cabecera el sueño.
Ella nunca lo supo, tal vez ahora sí, el contenedor del llanto cuando se hace incontenible, la fuerza para empuñar la vida como una arma no violenta para enfrentar las dificultades, la sinrazón, la prepotencia, la soberbia que en tantas ocasiones se cruza y se ha cruzado en este caminar serpenteante y en un pasado un tanto tortuoso. Con ella pegada al sentimiento pude hacer mía un Gracias a la vida y ahora que se me atraganta un Si se calla el cantor, quiero hacerme creer que su voz ya nadie la callará. Como aquella cigarra que daba gracias a la desgracia porque la mató tan mal y así seguirá cantando, cantando, cantando... .Se hará presente en las copias, pero nunca más en los teatros y escenarios donde tantas veces nos imantó de su humanidad.
Mercedes Sosa ha fallecido de un fallo cardio-respiratorio después de una larga enfermedad renal, en el Sanatorio La Trinidad de Buenos Aires y aún este dato, curiosamente me une más a ella, a su familiares y a cuantos la hayan querido y sentido cerca.
Hoy se me ha muerto una antorcha cargada de luz y calor y presiento que en el cielo tendré una nueva estrella de guía inseparable ya de mí.

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